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LOS SEUDÓNIMOS
Los escritores que se inician suelen recurrir al seudónimo para ocultar su identidad. Motivos:
- Afición juvenil al juego de disfraz. El seudónimo es careta. Se desea esconderse tras él, parecer lo que no se es.
- Búsqueda de un nombre literario para reemplazar su nombre propio, demasiado común o poco relevante.
- Ocultamiento ante amigos o familiares. Experimentación crítica. Mala conciencia.
- Seguir una costumbre del periodismo, originada en la persecución de que suelen ser objeto los escritores públicos.
- Inmadurez. Falta de seguridad en sí mismo. Complejo de inferioridad. Temor, intento de eludir responsabilidades. Hipocresía: tirar la piedra y esconder la mano.
- Aparentar ser extranjero porque se cree que así será leído.
A veces el juego se prolonga durante toda la vida, como en León de Greiff. Pero el individuo que responde por sus actos firma siempre con su nombre. Lo que hay que hacer es aprender a escribir bien para que el texto merezca nuestra firma. También hay que aprender a eludir las trampas legales y sociales. El buen escritor necesita ser astuto. De su habilidad dependerá su eficacia. Los seudónimos no inspiran más que desconfianza. Sólo el que pretende engañarnos se nos presenta vestido con otra piel. El seudónimo es una estafa, o una cobardía, o una falta de personalidad. Los que utilizan seudónimo son capaces de cambiar de sexo. Ha ocurrido.
No obstante, el seudónimo obedece también a la adopción de un nombre literario que parezca bello, apropiado a un escritor, y posea cualidades mnemotécnicas por su rareza, sonoridad, significación, o analogías que proponga.
Algunos escritores usan diferentes seudónimos en forma simultánea. El público los identifica por el estilo y la temática. O ellos mismos se identifican agregando al seudónimo la fotografía, caso en el cual la función del seudónimo es literaria y de orden estético.
El uso de seudónimos ratifica que lo importante es el texto; no el autor.
Finalmente, existe el seudónimo psicológico, por medio del cual el autor resalta su carácter, cualidades o condiciones que lo adornan o que desearía tener.
Los heterónimos son cosa distinta: un truco editorial.
NOTAS
- Un escritor no es un hombre como los demás: es un ser doble. CAMILO MAUCLAIRE (citado por Alberto Miramón)
- Hay dos mundos enfrentados: uno, constituido por las cosas que dicen los seres mejores y más sinceros; y detrás, el mundo compuesto por la sucesión de lo que hacen esos mismos seres. MARCEL PROUST
- Los escritores serios tienen que ser heridos en una forma verdaderamente terrible antes de que puedan escribir seriamente. ERNEST. HEMINGWAY
- Fue en Egipto en donde el hombre libre ascendió por primera vez a individuo. (La Historia)
- El individualismo es una creación europea, con todos los riesgos y ventajas que entraña esta valerosa acción (frente al determinismo cósmico). LUIS RACIONERO
- He aquí una gran virtud que te permitirá avasallarlo todo: eres uno y no cincuenta. MARY RENAULT (Egeo)
- Nuestra personalidad social es una creación del pensamiento de los demás. MARCEL PROUST
- Un carácter que no confía en sí mismo, desconfía velozmente de toda otra persona. STEFAN SWEIG
- La dicha de no tener un nombre. VIRGINIA WOOLF
- La función de un intelectual en una sociedad democrática es contribuir a mantener a la opinión pública alerta e informada, de modo que aquellos poderes (en los que siempre anidará la predisposición a durar y a crecer) no se extralimiten ni desborden el marco de la ley ni del bien común. MARIO VARGAS LLOSA (La verdad de las mentiras)
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