EL POETA Y LA POESÍA

Si el poema es el lugar en donde el hombre se encuentra con la poesía, según la conocida frase de Octavio Paz, también y más precisamente es el lugar de encuentro con el poeta, porque el poeta vive en el poema, tanto si lo consideramos en general, como en relación con un autor y una obra particulares. La obra es inseparable de su creador. En el caso de que éste sea desconocido se dice que es Dios. He oído reiteradamente que sólo interesa la obra en sí, prescindiendo de su autor. No se puede hablar de poesía en abstracto, haciendo a un lado la noción del poeta, puesto que la poesía existe por el poeta. En teología se conoce al Creador por su creación, o sea que la hoja de hierba nos conduce a Dios. Hay unos poemas que se titulan “Hojas de hierba”. ¿Qué quiso decir Whitman con eso? Ah, pero los que tan acremente defienden la tesis de la poesía sin poeta, ¡sin embargo firman sus obras!

¿Cómo leer a Barba-Jacob sin Barba-Jacob? En el arte está el sello del autor, como en nosotros la marca de Dios. O del diablo, según la procedencia. Porque existe el poeta diabólico, contento de serlo: Lautrèamont, Genet, cien más, todos muy atractivos para los jóvenes. Es natural. El mal también necesita sus poetas y sus artistas. El mal y el bien no son enemigos: son socios. Se colaboran, se sostienen y se estimulan recíprocamente. Si construyeron un infierno tan vasto y poblado, en el que existían en tiempos de Jean de Weyer 7'405.926 demonios –según refiere Pedro Gómez Valderrama– es de presumirse que necesitarán músicos y poetas para amenizar las veladas de invierno.

No está la poesía al servicio del poeta, porque sería servidora; sino el poeta al servicio de la poesía, como el sacerdote al servicio del dios. La poesía propagandística no es poesía, sino propaganda. “¡Tome COCA-cola!”. La primera vez que oí mencionar la palabra coca. Más tarde dijeron que era delito.

El poema nace, no se hace. Quiere decir que el poeta tiene que estar preñado. El poema hechizo es un muñeco de simple redacción. Aún para leer es necesario estar inspirado. El lector no inspirado, lector mecánico y compulsivo, no entiende. Se accede a la inspiración voluntariamente. Hay métodos: disponibilidad, aislamiento, concentración. Dice Platón: “La Musa inspira a los poetas, éstos comunican a otros su entusiasmo, y se forma una cadena de inspirados”. El lector inspirado es aún más escaso que el autor inspirado, desde que la literatura dejó de ser arte para convertirse en un negocio del cual hasta los poetas quieren participar, como el cura que vende la custodia. No es de esa poesía ni de esos poetas astutos y negociantes de lo que se habla en este libro.

El verdadero poeta lucha contra la poesía y hace largos esfuerzos por librarse de ella antes de rendirse. Pero existe también, como en todo, el poeta aficionado; y el que toma la poesía como escape y la convierte en vicio; o el hombre inofensivo y pintoresco que la incorpora a sus manías. Es al primero de ellos a quien escuchamos en el poema de Ezra Pound:

Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones,
préstame una tiendita de tabaco,
o instálame en alguna profesión
que no sea esta maldita profesión de escribir
donde uno necesita su cerebro todo el tiempo.

NOTAS

  1. Cocteau dice que el poema detesta al poeta. ALFONSO REYES (Arma Virumque)
  2. La poesía responde a necesidades esenciales del espíritu humano. RAFAEL MAYA
  3. El mundo sólo se renueva por la poesía. G. APOLLINAIRE
  4. A los 65 años de edad todavía me divierte la paradoja de la obstinada continuidad de la poesía en la presente fase de la civilización. ROBERT GRAVES
  5. Si no se leen los versos con los ojos de la historia, ¡cuán pocos versos habrá que sobrevivan! MARCELINO MENÉNDEZ Y PELAYO (Citado por Borges)
  6. Los poetas son chivos expiatorios. VIRGINIA WOOLF
  7. El poeta cree. ¿Qué cree? Todo. JEAN COCTEAU
  8. La emoción del arte es impersonal, y el poeta no puede alcanzar esta impersonalidad sin darse por entero a la tarea que realiza. T. S. ELIOT
  9. La poesía es como el almendro: sus flores son perfumadas y sus frutos amargos. ALOYSIUS BERTRAND (Gaspar de la Noche)
  10. Sila, como durante una subasta un vulgar poetastro le ofreciera un opusculillo porque había escrito en su honor un epigrama cuyo único mérito consistía en tener unos versos más largos que otros, al punto ordenó que se le adjudicara una recompensa de los bienes que entonces se subastaban, con la sola condición de que no volviera a escribir más. CICERÓN (Defensa del poeta Arquías)