Durante los últimos cien años, partiendo del verso libre, la poesía, en cuanto a forma y concepción, evoluciona hasta dejar de ser el verso. Encuentra, entonces, otros medios expresivos: la imagen (cine); formas gráficas (concretismo); artesanales (defenestración de la poesía, o formas poéticas para arrojar por la ventana); e infinidad de otras invenciones de frontera: entre el teatro y la poesía (happening); entre la escultura y la poesía (formas para ser tocadas); entre lo pictórico y la poesía (experimental); entre fotografía y poesía (a partir del surrealismo), etc.
El verso deja de ser el verso; con la desaparición del verso desaparece la estrofa, y la poesía deja de ser el poema.
Después de que la poesía pasa por todas esas transformaciones queda claro que sus posibilidades evolutivas son limitadas y que a cada momento la poesía (considerada como el poema) desaparece tras nuevas formulaciones.
Las posibles combinaciones de las formas poéticas llegan a su completo agotamiento. Lo que evoluciona tan espectacularmente ante nuestros ojos no es la poesía, sino la prosa, porque la prosa ha tenido siempre el derecho de alimentarse de la poesía.
El verso libre, después de haber sido sometido a todos los caprichos imaginables, no es ya otra forma de la poesía, sino otra forma de la prosa, lo que, entre nosotros, se había hecho patente desde José María Vargas Vila, aunque él no lo hubiese declarado así.
La simbiosis se da por dos motivos principales: la negativa de los poetas a estudiar preceptos que van en desmedro de su libertad expresiva, y un lector amaestrado por la practicidad de otras expresiones culturales.
Actualmente coexisten todas las formas del poema:
Lo anterior obliga a diferenciar la poesía del poema: el poema puede ser una forma vacía de contenido poético. Inversamente, se suele encontrar alta poesía en textos en prosa o en otras formas poéticas distintas del verso y aun del texto escrito.
Persigamos a la poesía, pero no nos dejemos perseguir por el verso. El verso en sí mismo no es nada: puede ser escapismo, vicio, entretenimiento, o una manifestación de cretinismo.
No es importante mantener la diferenciación entre prosa y verso. ¿Para qué un poema en versos que no contienen poesía? La auténtica percepción poética –venga de donde venga– enriquece la vida, la ennoblece, la embellece y le da sentido. La discriminación contra la poesía sólo manifiesta una total ignorancia acerca de lo que es la poesía y lo que es el hombre: ojos con los que el Universo se ve a Sí Mismo. Ni siquiera la crítica se muestra muy perspicaz. Por eso se necesitan muchos talleres de poesía. La poesía es lo único que podrá pacificar al mundo. Aunque existan poetas malditos, porque los poetas malditos son pasivos.