CUÁNDO LEER POESÍA

Cuando quieras orar. Los que creen que la poesía es Rin-rín Renacuajo, piensan que la poesía se lee en los recreos. Tú no eres de esos. Tú sabes cuándo hay que leer poesía. Rin-rin Renacuajo también es poesía. Pero los recreos no son para leer. Cuando quieras orar, di: –“Rin-rin Renacuajo...”

Si estás en casa, y llueve, puedes leer poesía. Porque la lluvia amansa el corazón y predispone la sensibilidad. Si estás en el campo, y es el atardecer, puedes leer poesía porque el atardecer en el campo es tranquilo y pleno de sugerencias. Si estás en el silencio de la noche, bajo tu lámpara, también puedes leer poesía, porque la noche es propicia al entendimiento y la reflexión. Si dispones de una mañana gris o soleada, tales mañanas presentan un marco ideal para la lectura de poemas, porque el día comienza lleno de promesas y expectativas. Si, por el contrario, te hallas en un lugar sórdido, allí deberías leer poesía para quitarle algo de su sordidez a ese lugar. Cuando viajes, es conveniente que lleves un libro de poesías contigo, y cuando no viajas, sino que permaneces en tu lugar, la mejor compañía es un buen libro de poemas, porque en el poema está todo lo que no eres tú en ese momento. En la mesa de noche, un libro de poemas espera para decirte unas palabras antes de que entres en el sueño. Si te sientes solo, la poesía te acompaña desinteresadamente. Si reposas con tu amor, y le lees un poema en voz baja, ella te lo agradecerá porque es un exquisito gesto de cortesía y un modo delicado de decirle que la amas. Las mujeres aprecian mucho que también se estime su inteligencia.

Existen lugares en los que no se debe leer poesía, pero no es necesario enumerarlos. ¿Dices que en un Banco? Me temo que te equivocas. Tengo buenas experiencias en contrario. Una vez llegué al Banco Real a las nueve de la mañana, y su Presidente estuvo leyendo poemas conmigo hasta las doce del día y dejó que los papeles para su firma se acumularan sobre la mesa.

En las oficinas gubernamentales. Ahí sí que no se deben leer poemas, dices. Cuando yo trabajaba con el Gobierno, mi secretaria tenía un librito de poemas en su escritorio, para sacarlo con cuidado en momentos libres. Ese librito se lo había comprado al poeta Mario Rivero, quien en ese tiempo recorría todos los pisos de los edificios con su primer libro de poemas.

¿Dónde, dices? No, no hay un lugar en el que no exista un libro de poemas. No importa qué poemas. Poemas. Todos los poemas tienen un instante en el que son buenos poemas. He encontrado libros de poemas en los lugares más insólitos. Y donde había un libro de poemas, allí estaba la vida, así fuese en el desierto. Una cápsula viaja por el espacio interplanetario, llevando señales del hombre, entre ellas unas palabras poéticas.

Tú, que eres poeta, ¿de qué dudas?

NOTAS

  1. No se lee poesía pensando en otra cosa. GASTÓN BACHELARD
  2. ¡Y pensar que existen imbéciles que gustan de la poesía moderna! LUIS GALÁN GÓMEZ (de La Gruta Simbólica)
  3. Como todos los pueblos pobres y felices hemos cantado mejor de lo que hemos logrado vivir. RAFAEL MAYA
  4. La pasión por los versos vuelve en la vejez; y, es un síntoma de regresión. J. M. VARGAS VILA
  5. Cuando un poema se deja leer con pasión, el lector se siente su autor del instante, y es en esto que conoce que el poema es bello. PAUL VALERY
  6. No hay nada más imprudente que leer el madrigal hecho a una rosa con una rosa viva en la mano. Sobra la rosa o el madrigal. FEDERICO GARCÍA LORCA
  7. El verso de hoy puede no ser el verso de mañana, pero siempre será la misma canción. AGUSTÍN DEL SAZ
  8. Un pueblo de carácter tan positivo y práctico y materialista como los chinos, ha tenido siempre en gran estima la poesía. LUIGI PARETI
  9. La gente exige que se le explique la poesía. Ignora que la poesía es un mundo cerrado donde se recibe muy poco y donde, a veces, no se recibe a nadie. JEAN COCTEAU
  10. Todas las cosas tienen su misterio, y la poesía es el misterio que tienen todas las cosas. FEDERICO GARCÍA LORCA