Cuando seguimos los consejos de un dibujo norteamericano que dice “SONRÍA”,
Nuestra sonrisa incita a la burla porque es una sonrisa falsa y publicitaria.
La verdadera sonrisa, la que expresa la plenitud del alma y la comprensión del mundo,
Manifiesta beatitud y por lo tanto se recibe con agradecimiento y admiración,
Pero la falsa sonrisa desenfunda la ira del que se siente engañado,
Pues aspiraba al amor serio y reflexivo,
Que tiene en cuenta el sufrimiento y todas las condiciones humanas,
Y no a la payasada norteamericana,
Cuya algarabía sirve para ocultar el estruendo de las armas,
Y el engaño y la traición con que nos despojan en medio de la más calculada sonrisa que aconsejan los técnicos y los expertos psicólogos comerciales de Wall Street:
“Sonríe mientras te hago el harakiri,
sonríe amor mío mientras te desplumo,
tu cadáver sonriente será más hermoso,
no dejes de sonreír para que no se advierta tu miseria,
sonríe para que no se note que tus costillas tiemblan,
¡sonríe, suramericano, sonríe!”