LA BÚSQUEDA

El enamorado busca su amor aún allí en donde sabe que no está,

como el aventurero busca su tesoro aún allí en donde no se encuentra,

y así como el hombre busca a Dios en toda parte y lugar sin hallarlo nunca,

aun apostado esperando en los huecos de la esquina de la sala, por donde salen los ratones,

y muere con la sonrisa de quien no encontró nada pero buscó mucho,

hasta morirse.

Así yo he venido hoy domingo y te espero sentado en un pedazo de sol.

Días y noches de búsqueda por los más ignorados lugares,

preguntando en altas casas desde cuyos umbrales se divisa a lo lejos la ciudad entre la bruma,

con el objeto de obtener un dato, una pista para seguir tu rastro y dar con el lugar de tu paradero,

oh tú, por quien el pastor daría sus noventa y nueve ovejas restantes.

Aquí pongo a secar al sol los paños de mi angustia más íntima.

Buscadora de ausentes mi soledad quiere comerse su propio amargo vientre.

Y hoy domingo busco en tu nombre antiguo y en tus ojos asiáticos el tiempo,

mientras los siglos pasados me levantan, con peligro de Dios, en brazo inmenso.


Pero tus bellos ojos no aparecen... y me voy a cansar.