EL CUERPO

¡Qué farsa!
J. P. Sartre

He aquí, de esto se habla.

El cuerpo nos goza y lo sufrimos.

Lujo de la Naturaleza, pagamos por él nuestra alma.

Esclavo de los dioses, el hombre es un ser aterrado,

y sólo en el usufructo de su cuerpo deposita su aspiranza.

Su cabeza añadida luce su conversación como un pavo real,

y sentado en un tapete de luna su lengua salta delante de sí como una serpiente encantada.

Orgullo del alma, el cuerpo es regocijo y alimento,

y baila ante los dioses como el árbol frente a la tormenta.

El cuerpo toca otro cuerpo y no percibe sino otredad.

"Rosa", decimos, y la rosa es un mito del alma, porque la carne del cuerpo no se reconoce sino a sí misma.

El cuerpo, Devorador, todo hecho para devorar,

el alma de este cuerpo no puede ser sino también devoradora.

Somos un surtidor, con nuestros brazos que se agitan y nuestra boca llena de agua.

Tenemos lo que tiene la nube, he aquí esta adivinanza, por eso la tierra nos absorbe.

Rebelión de la materia, el cuerpo se avolcana, se incendia, impone hermosura,

y no queremos ser sólo cuerpo.

Pero yo aconsejo: hazte amigo del sepulturero.